viernes, 10 de abril de 2015

Un año

Has venido aquí para ser feliz, para bailar, para reir, para cantar, para amar, para sentir, para vivir, para que seas quién tú quieras ser, incluso si el cielo es gris

Eso es lo que me gustaria que mi hija tuviera en su vida. Felicidad. Nuestra peque ha traído una gran felicidad a nuestra familia y como padres le corresponderemos. Seguro que a veces nos equivocaremos, pero el deseo que tenemos hacia ella es que sea feliz.

En este año han pasado muchas cosas. Cuando nació fue como una explosión de amor, algo que sólo se siente al ser padres. La reconoces y te mueres de amor por ella. Luego, como padres, tienes que enfrentarte a muchas dificultades, a algo nuevo que nunca habías hecho y que además necesita lo mejor de ti. Al principio lloré porque no sabía como cuidarla y porque la lactancia fue muy complicada. Me superaba todo, me sentía impotente. Por suerte, pude apoyarme en mi familia para salir adelante, porque el papá de la peque tenía un objetivo importante que cumplir y no podía dedicarnos más tiempo. Al pasar los meses, las cosas se van tranquilizando, y cada vez te sientes más competente como madre, más tranquila. Aunque siempre temes que haya algo mal o hacer algo mal, al final coges confianza.

Y con el tiempo, tu bebé te va correspondiendo. Al principio das todo, das cuidados, das amor, das alimento, das todo tu tiempo. Y cuando crecen, disfrutas viendo como se desarrollan, como aprenden de ti. Como te muestran su cariño. Es espectacular lo que se siente cuando te dan su primera caricia o su primer besito. Todo ternura. No sé como serán los años venideros, pero este primer año ha sido amor y emociones.

Gracias pequeñita.